El informe de la consultora demuestra que en los últimos tres años en Estados Unidos se triplicó la cantidad de turistas que optan por el alojamiento compartido, mientras que en los mercados emisores de países emergentes la incidencia de este segmento se acerca al 20%. Radiografía de esta demanda en crecimiento.

Aproveché que tengo Speedy y puse en alquiler una habitación para turistas. Él es Tanaka, vino de Japón”, le cuenta a un vecino Rodrigo, el protagonista de la más reciente publicidad del proveedor de Internet. No viene al caso relatar cómo continua el corto, pero sí marcar cómo se ha instalado en el escenario cotidiano el hecho de que un individuo valiéndose de Internet decida rentarle a un turista desconocido una habitación en su propia casa. O sea, ya no sólo hablamos del boom de la “economía colaborativa” donde a través de plataformas como Airbnb o Homevacation (en Argentina también existen) hay un intercambio temporario de un inmueble, sino que es- tamos frente a un crecimiento importante de la idea de compartir una habitación o el sofá. “Personalmente, yo era escéptico. ¿Quién querría alquilar una habitación en su casa a alguien? ¿O dormir en un sofá plegable en la sala de un extraño? El futuro de Airbnb pensaba que iba a estar en el alquiler de casas y departamentos completos”, señaló Douglas Quinby, vicepresidente de Investigaciones de Phocuswright, respecto al estudio con encuestas digitales en ocho países (Estados Unidos, LOS NÚMEROS.

En Estados Unidos el número de encuestados que dijo haber rentado un espacio en una casa o departamento privado se triplicó, pasando de sólo el 3% en 2012 al 9% en 2014. Comparativamente esto representa casi la mitad de los que alquilaron el lugar completo (22%). Pero el punto es que Esta-dos Unidos o el Reino Unido son los países donde menos incidencia tiene el alojamiento compartido, a pesar de haber crecido notablemente. La sorpresa del estudio es que en tres países emergentes como Brasil, Rusia y China el índice se duplica y llega al 18% de los que compartieron una habitación. En el medio, merca- dos emisores importantes como Alemania, Francia y Australia registraron un porcentaje que ronda el 13%.

Entre los consumidores de este tipo de alojamiento pre- dominan los jóvenes y estudiantes entre 18 y 34 años: en Francia y Alemania rondan el 40%, el 50% en Australia, Estados Unidos y Reino Unido, y más del 60% en los tres emergentes. Sin embargo, en los europeos más de la mitad de los cultores del alojamiento compartido son mayores de 35 y uno de cada cinco tiene más de 55 años.

Y no solo se trata de estudiantes (que siguen siendo la mayoría) o viajeros individua- les, este componente de la demanda también se ha di versificado e incluye a un importante número de parejas, familias e incluso pequeños grupos que alquilan un espacio en una casa.

Obviamente, el precio es el principal motor de la demanda, pero no el único. Los encuestados valoraron la experiencia auténtica de interacción social y cultural que permite este formato de alojamiento. De hecho, casi la mitad de los estadounidenses que compartieron hogar en sus vacaciones declararon tener ingresos superiores a los US$ 100 mil anuales.

Fuente: Ladevi
04/09/2015

 

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