Escapadas a Mendoza: se acerca otro fin de semana largo y es el momento de hacer planes para el 25 de mayo. Son muchas las posibilidades que ofrecen los paisajes mendocinos para huir de la rutina y aprovechar el finde largo.

La seguidilla de feriados no mengua los deseos de tomar impulso y armar un bolso y salir, por ahí, para encontrarse con los parajes que la provincia de Mendoza regala con especial colorido en otoño, aunque solo sean escapadas de 3 días. Aquí le ofrecemos dos propuestas imperdibles para tus próximas «Escapadas a Mendoza».

1. Cacheuta, siempre estuvo cerca

Hace algunos años, Cacheuta -sobre la Ruta Provincial Nº 82, y a sólo 38 Kilómetros de la ciudad de Mendoza- era parte del recorrido obligado para cruzar a Chile o llegar a Potrerillos y todas sus villas cordilleranas. Después de la creación del dique y la imposibilidad de unirla fluidamente con la Ruta 7, la localidad padeció un letargo doloroso, especialmente para los prestadores que habían apostado al desarrollo turístico. Los paseos se relegaban a las aguas termales, al paseo de artesanos que algunos recordaban hacia el final y a ese viejo puente colgante que tantas veces fue postal de la montaña mendocina.

Sin embargo, con mucho esfuerzo por hacerse notar y sin demasiada promoción, la Ruta provincial 82 fue dando su propio vuelco y potenciando el encanto natural con servicios alternativos puestos por hombres y mujeres de la zona. Así, el increíble paisaje de cumbres entre curvas y contracurvas que juegan con las vertientes y el río a las escondidas, fue dando visibilidad a rincones en los que la aventura extrema y la bohemia, como los espacios familiares, se asentaron en suelo firme.

El camino hacia Cacheuta tiene su paso obligado por Blanco Encalada, en donde las bajadas al río se popularizaron con opciones gratuitas y pagas que aspiran al proyecto propuesto por las municipalidades de Luján de Cuyo y Las Heras, el cual intenta desarrollar un balneario público a fin de reglamentar el paseo. Por ahora, heladerita y a disfrutar.

Mientras, surgen una importante cantidad de restaurantes, bodegones, cabañas, hospedajes y salones de té con fábrica de alfajores inclusive, fábrica de licores que conviven con empresas de rafting y campings inmersos en empinadas montañas, arman un circuito abierto, para detenerse en el sitio que cada uno prefiera.

Llegando al final, donde el camino se hace un cul de sac, aparece el viejo Cacheuta, el que reconocemos todos. Este pueblo de montaña ha sabido reivindicarse y convertirse en un sitio con identidad joven que alberga bares, boliches nocturnos, restaurantes con concepto y cientos de artesanos que se encuentran a sus anchas.

Los autos se amontonan en improvisados estacionamientos con camaradería. Pequeñas callecitas van metiéndose en el caserío, algunas ni siquiera permiten el ancho de los autos, por lo que sólo se puede recorrer caminando. La estación de tren se mantiene con flora crecida que la hace aún más pintoresca, mientras los locales usan durmientes y rieles a modo de decoración.

La música es una gran protagonista de este lugar. Un Spa tipo under permite disfrutar de una tarde de masajes distendidos mientras el reggae se hace propio. Siguiendo la callejuela casi enfrentada a la estación, detrás de una antigua puerta de correos aparece Rock N Rieles, un restó de alto vuelo con una estética perfectamente combinada entre el rock y la historia ferroviaria de Cacheuta. Noches de bandas roqueras y tragos que también contagian a uno de los bares más famosos de Mendoza ubicado del otro lado del puente colgante llamado “Giramundo”. Con conciencia de reciclaje esta taberna de montaña conquista a público de todas las edades en un ambiente distendido y festivo.

Por supuesto que no faltaría la foto en el histórico y característico atractivo de Cacheuta, el puente colgante, que permite descubrir un imponente paisaje y practicar deportes extremos como Bungee Jumping y Puenting. Además, del otro lado hay cabañas también para quedarse a ver las estrellas que por acá son muy asequibles.

Aguas termales: Termas de Cacheuta

Su nombre viene de una antigua leyenda que reza sobre un cacique llamado Cacheuta que, dicen, reunió tesoros para liberar a Atahualpa, señor Inca, que había sido capturado por el enemigo. En el momento del enfrentamiento Cacheuta esconde la ofrenda; luego es vencido. Los contrarios comienzan su búsqueda y en ese momento agua caliente surge de la tierra. El fenómeno fue atribuido al espíritu del cacique. Desde entonces se conocen las grandes virtudes terapéuticas de estas aguas cálidas, convirtiéndose en un centro termal de fama mundial. La relajación y los beneficios medicinales pueden vivirse tanto en el hotel como en el Parque de Aguas Termales que justamente es la espalda del pequeño poblado de Cacheuta. Una cómoda piscina semicubierta, otra acondicionada con burbujas con una temperatura promedio de 30º y duchas masajeadoras, produciendo un efecto relajante, son algunas de las maravillas que ofrece este parque con espacios para picnic.

 

2. Bosques Telteca y Altos limpios (Lavalle)

A 120 kilómetros de la ciudad, pasando por el centro cabecera de Lavalle y luego Costa de Araujo, por la Ruta Nacional 142 se encuentra el centro de Interpretación y Sendero cultural (también base de los guardaparques) de los Bosques Telteca, el gran recomendado para estos días. En todo el trayecto el paisaje arrastra su aridez, arbustos típicos de la zona y algunos autos que transitan hacia Asunción, a San José  -sitios a los que puede desviarse para comer chivo o empanadas bien caseras- y también hacia la Reserva que nos convoca. Resulta que el sitio protege los bosques nativos de algarrobo dulce y chañares que encuentran su lugar entre sectores de médanos.

El término Telteca proviene de voces huarpes, significa “fruto maduro” refiriéndose a la algarroba, vaina del algarrobo, por ser ésta la base de la alimentación de las poblaciones indígenas y que aún continúan utilizando sus descendientes. Es vital proteger esta especie ya que es “paraguas” porque su existencia garantiza la subsistencia de gran diversidad de plantas y animales que anidan bajo su copa y se alimentan de su fruto. El fuerte y noble algarrobo forma bosquecitos abiertos en los sitios bajos o médanos de escasa altura. Su imagen es de una humildad extrema, maravillosa.

Hay un Sendero Cultural junto al Centro de Interpretación que es ineludible en el paseo pues recrea la vida de los puesteros, su adaptación al desierto y el aprovechamiento de los escasos recursos. Los guardaparques explican los antiguos modos de vida y los que aún perviven.

Pueden verse objetos típicos de las viviendas como: el pozo balde, los trenzados de junquillo, la troja (una especie de choza para almacenar alimentos), el mortero y la batea, la casa del criollo, el palenque, el filtro de agua, los corrales, el telar, el leñero y las carretas, entre otras cosas. El dato: La seccional de guardaparques El Pichón. Se encuentra en el kilómetro 76,5 de la Ruta 142. Allí hay sanitarios, sector de acampe.

A sólo dos kilómetros Los Altos Limpios deslumbran. Son médanos de más de 15 metros de altura sin vegetación, limpios, que son dibujados con líneas pero jamás movidos por viento alguno. Se recorre hundiendo los pies en la arena, ascendiendo con el aire contenido, para bajar jugando, como pueda. Los visitantes se distribuyen en el amplio espacio y parecen hormiguitas en la inmensidad. El dato: luego de las lluvias se forman lagunadas. Por ello es recomendable llevar zapatos cómodos, repelente de insectos, gorro, anteojos y protección de sol.

 

Fuente: Tania Abraham – Carla Luna – Diario Los Andes

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