La mejor temporada para visitar al Cristo Redentor es de noviembre a marzo. En el resto del año, muchas veces, la nieve hace imposible el acceso. Vialidad de Mendoza informa de inmediato cuando los caminos están bloqueados por los rigores climáticos.
Cuando no lo están, en esos parajes de alta montaña se entrecruzan lenguajes, se confunden idiomas, brillan las cámaras y los tours turísticos se multiplican para contemplarlo. 

El Ministerio de Turismo de Mendoza reveló que el año pasado visitaron ese destino 2.896.905 turistas, de los cuales unos cuantos miles ascendieron hasta el Cristo movidos por su fe.

Su escultura está situada en el paso de Uspallata, en la linea fronteriza argentino-chilena, en un circuito de alta montaña perteneciente al departamento de Las Heras. Desde la ciudad de Mendoza, camino a Chile, por la ruta nacional N° 7 y tras un trayecto de 208 km, bordeando el río Mendoza, se llega a la localidad de Las Cuevas y desde allí, ascendiendo 8 km por un camino zigzagueante y de ripio, se arriba al Cristo.

En realidad, son dos los caminos que parten desde Las Cuevas: uno, a la derecha, conduce al Túnel Internacional, que cruza 3.080 metros de trayecto subterráneo para arribar a Chile. El otro, hacia la izquierda, llega al Cristo Redentor.

Las Cuevas es el poblado más elevado de la provincia de Mendoza y el situado más al oeste. Resulta sumamente pintoresco, con sus atractivas casas estilo nórdico, construidas con troncos y piedras. Una de sus construcciones más características es un edificio con un gran portal, que era el camino obligado a Chile.

El monumento al Cristo, es una obra realizada por el escultor argentino Mateo Alonso. Su pedestal fue proyectado por el ingeniero mendocino Juan Molina Civit, hecho a base de granito y con una altura de 6 metros. El Cristo mide casi 7 metros de alto y pesa 4 toneladas.

La figura de Jesús se colocó mirando la línea del límite fronterizo argentino-chileno: erguido sobre la mitad de un globo terráqueo, sostiene la cruz con su mano izquierda y con su mano derecha da la bendición.

Fue inaugurado el 13 de marzo de 1904 y en ese instante monseñor Ramón Ángel Jara, de Chile, dijo: «Se desplomarán primero estas montañas, antes que Argentina y Chile rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor».

Se lo construyó de hormigón y acero laminado para poder soportar los embates de los fuertes vientos y las copiosas nevadas cordilleranas. Algunas piezas de bronce fueron transportadas 1.200 km por tren hasta cerca de Las Cuevas, siguiendo luego el trayecto ascendente, hasta alcanzar la cumbre andina, a 3.854 metros sobre el nivel del mar. Alrededor de cien obreros trabajaron para su construcción, dirigidos por el escultor Alonso.

El 4 de diciembre de 2003, la Cámara de Diputados de la Nación Argentina, declaró la obra «Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Cultural de la Nación».

Al cumplirse el centenario de su inauguración, el 13 de marzo de 2004, el entonces presidente Néstor Kirchner y su par de Chile, Ricardo Lagos, se reunieron al pie del Cristo para reafirmar la paz entre ambas naciones. Y allí fue recordada la frase de monseñor Jara.

Los conflictos fronterizos, de larga data entre Argentina y Chile, recrudecieron en el período de 1898 a 1904. El obispo de Cuyo, Marcolino del Carmelo Benavente, preocupado por la posibilidad de un conflicto prometió públicamente, en 1900, realizar una colecta para erigir una estatua al Cristo Redentor que recordara el mensaje de paz que Jesús había traído al mundo.

La estatua fue inaugurada el 13 de marzo de 1904, fecha elegida para conmemorar la superación pacífica del conflicto, que requirió de relaciones diplomáticas reiteradas entre ambas naciones. Pese a los inhóspitos caminos de la región, arribaron hasta el poblado de Las Cuevas, por tren, la comitiva argentina y muchos ciudadanos ansiosos por presenciar el acto.

El ministro de Relaciones Exteriores, José Antonio Terry, estuvo presente en representación del entonces presidente argentino, Julio A. Roca; y en representación del presidente chileno, Germán Riesco, se hizo presente el canciller Raimundo Silva Cruz .

Corresponsales de distintos diarios se instalaron en carpas que equiparon a modo de oficinas, para cubrir el desarrollo de la inauguración y gran cantidad de fotógrafos se situaron en lugares estratégicos para obtener los mejores ángulos de la estatua y su inconmensurable entorno de montañas, valles y escarpados senderos.

Una vez en Las Cuevas, las tropas chilenas y argentinas fueron ascendiendo a lomo de mula hasta alcanzar la línea fronteriza donde está enclavado el Cristo, ubicándose las argentinas del lado chileno y viceversa. Se entonaron los respectivos himnos nacionales, y luego el obispo chileno Jara, pronunció la frase que trascendió la historia. Desde entonces, los únicos cañonazos que allí hubo fueron las 21 salvas de rigor.

Fuente: Telam

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