Ruta del Vino en Chile

La morfología de la zona central de Chile, entre dos cordilleras –la de Los Andes y la de la Costa–, está cruzada por varios ríos que forman fértiles valles, ideales para el cultivo de la vid. Esto ha permitido la creación de la Ruta del Vino en los valles centrales de Chile.  Los chilenos han aplicando tecnología moderna y conocimientos que aprovechan al máximo las diferencias de topografía y clima para lograr una amplia variedad de vinos de excelente calidad.

Si los vientos vienen del mar o de las montañas, si las parras plantadas en laderas tienen mayor o menor exposición al sol, si llueve más o menos, son variables que permiten producir vinos muy especiales, que recogen las características únicas del lugar, condiciones que han dado paso al reconocimiento de Chile como uno de los principales exportadores de vino del «nuevo mundo».

Cepas como Cabernet Sauvignon, Carmenére, Syrah, Pinot Noir, Sauvignon Blanc o Chardonnay son los estandartes de los viñedos chilenos. Sus sabores se diferencian sutilmente dependiendo de la latitud en que han sido cultivados. Podrás experimentar aromas, sabores y cuerpo de exquisitos vinos, orientado por expertos guías y/o sommeliers, anfitriones en las visitas a las bodegas y viñedos. Podrás apreciar la grandeza de las plantaciones desde los miradores, degustar las cepas en centenarias cavas subterráneas y recorrer las antiguas casas patronales.

 

Un recorrido por la Ruta del Vino en el Valle Central

En Chile existen once valles, que coincidentemente se ubican en las zonas agrícolas más importantes del país, en las que además abundan los atractivos turísticos y están dotados de toda la infraestructura para recibir a los turistas.

De norte a sur, encontramos el Valle de Elqui –Región de Coquimbo-, caracterizado por su magnetismo y misticismo, tierra de la poetisa Gabriela Mistral. En el sector se desarrolla una condición climática semi desértica, escenario perfecto para la producción de vinos como el Carmenére.

El trayecto continúa por el Valle de Limarí, en la misma región, que posee un clima fresco, cerca de la costa y moderado a los 60 kilómetros del mar, lo que crea diversos tipos de vinos, en especial los tintos por la cantidad de tiempo de maduración a la que pueden estar, especialmente el Chardonnay, Sauvignon Blanc y Cabernet.

En plena Región de Valparaíso, declarada Patrimonio de la Humandidad, el Valle de Aconcagua conserva viñas que datan desde 1870, cuyo fruto se procesa para la extracción de vino dulce con máquinas del mismo período. Reliquia que atrae aún más a los visitantes. Una de las variedades que más sobresale es la Syrah que se convirtió en el emblema del lugar.

En la misma región, pero unos kilómetros al sur, encontramos el Valle de Casablanca, en el que el 90 por ciento de la superficie total plantada, corresponde a las cepas de Chardonnay, Sauvignon Blanc, Pinot Noir y Merlot. Finalmente en la zona del Valle San Antonio, rodeado por colinas de la Cordillera de la Costa.

Continuando con el recorrido, en la Región Metropolitana, lejos de toda urbanidad, el Valle de Maipo es una de las zonas con más tradición vitivinícola del país. Fue en este sector donde se fundaron las primeras viñas favorecidas por las condiciones climáticas y excelentes suelos entre la Cordillera de los Andes y las montañas de la Costa. Acá se elaboran los vinos más finos del país, en especial la cepa del Cabernet Sauvignon, que sobresale con su intenso color, delicados aromas y tonos frutales.

Luego tenemos el Valle de Colchagua, que fue el primero en desarrollar la idea de la Ruta del Vino para fomentar el turismo Vitivinícola. Es un valle angosto que se extiende desde los pies de Los Andes, hasta el Océano Pacífico. Los viñedos se encuentran en las laderas montañosas acompañadas por microclimas cálidos, pero bañados con abundante agua de los ríos Tinguiririca y Colchagua, lo que proporciona excelentes cepas de tinto, donde sobresalen el Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Carmenére y Melbec.

En el Valle de Colchagua, Santa Cruz se ha transformado en el corazón vitivinícola de Chile. Aquí se realiza la ya tradicional Fiesta de la Vendimia y el Tren del Vino bordea sus viñas, desde la ciudad de San Fernando hasta la de Santa Cruz. El tren del vino nos permitirá volver al pasado en un tren a vapor a través de campos y viñas. Durante los cien minutos y 40 Km que dura el viaje, se puede disfrutar de una selección de vinos, entre blancos y tintos, acompañada de quesos finos de la zona. No faltarán las canciones de un folclorista local; ni el detallado relato del viaje, a cargo de una guía bilingüe.

Poco más al sur, el Valle Curicó, en el que al igual que el de Aconcagua existen plantaciones desde comienzo de 1800 y es el segundo lugar donde más se produce vino actualmente. Posee un área plantada de 17 mil hectáreas, en las que se producen en su mayoría el Sauvignon Blanc y Chardonnay.

Luego tenemos al Valle del Maule, es el que tiene mayor cantidad de hectáreas plantadas, que se extiende entre las cordilleras de Los Andes y la Costa.

Este lugar comenzó a sembrarse en la época de la Colonia (Siglo XVII), como otros valles, cuando los colonizadores españoles introdujeron la cepa País, por ello posee una antigua tradición de cultivo. Los viñedos poseen en su mayoría plantaciones de cepa Carmenére, a pesar de que una plaga acabó un tiempo con ella.

Finalmente, el Valle de Itata, que es el último al sur de Chile, cercano al mar, permitiendo que sus viñedos tengan vista al mar y sean a poca altura ideal para la producción de cepas de blanco. Las plantaciones en valles dan abundantes plantaciones de País, Moscatel de Alejandría, Cabernet Sauvignon y Chardonnay.

Una recorrida por estos valles es una cruzada de degustaciones y placeres. Y el vino no es el único motivo, pero sí una buena razón para conocer los hoteles, rutas de cabalgatas, recorridos en bicicleta, museos y otros atractivos que hacen de viajar por estos valles toda una experiencia.

Los valles de Colchagua y de Casablanca, son aquellos donde la Ruta del Vino tiene las mejores instalaciones y servicios asociados al enoturismo. Como el Museo de Colchagua, con más de cinco mil piezas o La Casa de los Espíritus, que elabora más de veinte sabores de licores artesanales.

En las rutas del vino es posible encontrar viñas como Concha y Toro, Viña Errázuriz, Cousiño Macul y Viña Undurraga. Todas ellas están ubicadas entre los distintos valles chilenos, en donde el privilegiado clima y terreno, les ha permitido producir vinos de excelente calidad de exportación.

 

El reino del Vino Blanco

A apenas 80 km de Santiago y a 41 km de Valparaíso, el Valle de Casablanca es uno más de los «valles transversales» que cruzan el centro de Chile entre la cordillera y el mar, y debe su nombre a Santa Bárbara de Casablanca, esposa del monarca español Fernando VII.

Carente de agua, se construyeron represas y embalses, que le dieron un nuevo soplo de vida. Hoy por hoy es uno de los valles productores de vino blanco más importantes del país y ha hecho del turismo vitivinícola uno de sus puntos fuertes.

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