Viñedos regados por la mano del hombre, pero también por un sol generoso que siempre está presente en la hermosa ciudad cuyana.
No es lo único que tiene San Juan para ofrecernos, pero si vamos hasta allá tenemos que saber que el sol y el vino siempre dicen presentes en estos pagos.

El sol siempre está, pero eso no significa que la temperatura siempre sea alta. Es muy importante saberlo, ya que las estaciones son bien marcadas y el invierno suele ser bastante frio. La condición semidesértica de la región es un factor de consideración, sumado a la altura que se va ganando a medida que nos acercamos a la cordillera, los días puede ser a pleno sol pero con temperaturas bajísimas.
En el verano sucede exactamente lo contrario, y la misma condición de semidesértica junto a los interminables días de sol, puede significar jornadas que alcanzan temperaturas altísimas, rondando los 45° o más.
Por eso, el otoño y la primavera, son las estaciones ideales para conocer San Juan, y haciendo caso a esta premisa, emprendemos nuestro viaje hacia la ciudad capital.

La Capital

No solo es la capital, es sin duda su ciudad más importante, y una de las más grandes de toda la región. Junto con La Rioja, Catamarca y Mendoza, crean un corredor de grandes ciudades dignas de visitar, cada una con sus particulares características.
Como veníamos diciendo, en San Juan el sol siempre dice presente, incluso cuando hace frío. Por eso es una ciudad ideal para pasear y disfrutar de su historia, sus parques y sus museos, siempre caminando.
San Juan es la capital de la provincia homónima, ubicada en un encantador y fértil oasis, donde se ve la mano del hombre y un gran esfuerzo por la buena utilización del agua, y está rodeada de cordones montañosos.
De moderna construcción, con amplias calles, vistosas avenidas y arboladas veredas, la ciudad de San Juan concentra hermosos sitios naturales, culturales y de esparcimiento.
La Plaza 25 de Mayo, ubicada en el centro de la ciudad y testigo fiel de la historia sanjuanina, es el lugar indicado para comenzar el típico paseo.  La Catedral y los edificios históricos son perfectos para quienes aprecian la historia y la arquitectura, y el museo de la casa de Domingo Faustino Sarmiento nos muestra gran parte de la vida del prócer y los primeros años de la provincia. Entrar también nos muestra cuanto aprecio tienen los sanjuaninos a su héroe.
Otra casa histórica que podemos visitar en la capital cuyana es aquella en la que el General San Martín pasó sus días en 1815, preparando su estrategia antes de cruzar a Chile durante la campaña libertadora.
En cada rincón de la ciudad, además de la historia relacionada a los primeros años de nuestra nación, se conmemora otro hecho histórico, aunque dramático y desgraciado.
El terremoto que azotó la ciudad en 1944 (no fue el único) dejó el 80% de las construcciones destruidas, dejando literalmente al pueblo en ruinas. El periodo de reconstrucción llevó varias décadas y aún hoy es recordada como una de las tragedias más importantes en la historia argentina.
Sin alejarnos mucho de la ciudad, simplemente en sus alrededores, se puede apreciar el trabajo artesanal de muchas familias en la cosecha y la producción. En la ruta de acceso a San Juan se puede comprar excelente aceite de oliva, a un precio muy conveniente, entre otra.

Gran Cava

Otra de las marcas registradas de San Juan son sus vinos y sus hermosos viñedos y bodegas.  La ruta del vino tienen tanto éxito aquí como en Mendoza, aunque claro, la provincia vecina atrae más visitantes por su larga trayectoria en turismo en bodegas, pero el nivel de las sanjuaninas no debe envidiar nada a las mendocinas.
La vinicultura es considerada la industria madre de la economía sanjuanina. Sus orígenes datan del siglo XIX, cuando se producía vino siguiendo la tradición y las técnicas española e italiana. Era por lo tanto un vino común y barato para consumo popular. Sin embargo, en las últimas décadas se ha dado una reconversión de esta industria en la provincia y muchas de las bodegas más importantes se dedican ahora a producir vinos finos para consumo interno y de exportación.
Para tener un acercamiento a la historia y la cultura viñatera de San Juan existe un circuito turístico que engloba las tres principales bodegas del departamento de Pocitos, ubicado a 15 minutos de la capital provincial.

Fabril Alto Verde

En las afueras de la ciudad, esta bodega se especializa en la producción de vinos finos orgánicos para exportación. La visita a la bodega consiste en conocer los mecanismos de la producción que, en este caso, tiene la singularidad de dar como resultado una bebida sin aditivos químicos, conservantes ni fertilizantes en ninguna parte del proceso. El objetivo es producir vinos como en el pasado, buscando un producto totalmente natural.
Durante el recorrido se observa el lagar donde se reciben las uvas, el sector del prensado para obtener el vino, la sala de fermentación, la del estacionamiento en barriles de madera y los métodos de embotellamiento y etiquetado.
El momento culminante de la visita es la degustación en el elegante wine bar de la bodega. Allí nos explica cómo se debe degustar el vino, cuáles son los sentidos que intervienen y cómo se analizan sus propiedades: la viscosidad, el brillo, el color, la transparencia, el aroma y la gradación alcohólica.

Viñas de Segisa
Es una de las bodegas más tradicionales de San Juan, creada en 1906 y adquirida por sus dueños actuales hace una década. De la bodega original, que estaba casi en ruinas, fue reciclada una parte importante, manteniendo su estética con paredes de adobe y techo de caña y barro. En el hall central de la entrada hay antiguos pisaderos de uva que se utilizaban para hacer vino patero y dos toneles gigantes de roble francés, que miden cuatro metros de diámetro, fabricados en 1860.
La visita continúa en las cavas subterráneas, a las que se llega por una escalera caracol. Allí abajo las paredes están cubiertas hasta el techo con botellas de vino estacionándose. En otra sala están las barricas de roble francés y americano y más adelante se visita la parte industrial moderna con sus tanques de acero inoxidable. La bodega Viñas de Segisa se especializa en la producción de vinos finos.

Champaña orgánica

La tercera parada del circuito turístico es la fábrica de champaña y vino ecológico Miguel Más. Lo singular de este emprendimiento es la utilización de métodos de producción exentos de herbicidas y de productos químicos.
La parte más curiosa de la visita transcurre en el taller donde se prepara la champaña. La metamorfosis del original jugo de uvas verdes comienza con la conversión de un vino base que se coloca en tambores con levadura y azúcar. Luego se vierte el líquido en una botella que permanece acostada por un año dentro de unos estantes. Lentamente la levadura consume todo el azúcar y al quedarse sin alimento, muere. El azúcar genera gas y mucha presión dentro de la botella. El paso siguiente de este complejo proceso que observamos in situ es un simple cambio de posición de las botellas, que ahora quedan inclinadas con el pico hacia abajo. Así permanecen 30 días hasta que las partículas residuales de la fermentación decantan hacia el pico de la botella.
Sin cambiarles la posición, los artesanos champañeros colocan la botella en un freezer donde se sumerge solamente el pico en una solución a 30 grados bajo cero. Un líquido anticongelante hace que sólo se congele lo que está en el cuello de la botella. En el momento del “degüello” se destapa la botella y el segmento con residuos congelados salta como un corcho a presión. De esa misma botella degollada, el viajero puede probar cómo es la champaña cuando termina el proceso (es decir, nature, sin azúcar) y luego degustarla con los distintos niveles de azúcar que se le va agregando en ese mismo momento para producir las variedades extra brut, brut, demi sec, demi duc y duc.

Cavas de Zonda

Son muchas las bodegas que nos brindan la posibilidad de una visita, y entre todas ellas hay una que realmente vale la pena conocer: Cavas de Zonda.
En el año 1928, un contingente de inmigrantes yugoslavos realizó una titánica obra en los cerros de la Quebrada El Zonda. Con esfuerzo y valentía, esos 2.500 hombres dinamitaron la sólida roca y cavaron gigantescos túneles en siete niveles sobre esa particular geografía del oeste argentino. Una de las cuevas realizadas en esa época es el maravilloso lugar donde actualmente se encuentra la bodega de Champaña Cavas de Zonda.
Visitar esta bodega es internarse en la piedra, sumergirse dentro de estas enormes paredes de roca que ahora son parte de la estructura que conforman la cava.

Esta es la despedida, al menos en esta ocasión, de nuestro viaje por San Juan. En esta tierra de sol constante hay mucho más por hacer que conocer bodegas, pero sin duda que esta es una buena excusa para hacer el viaje inicial, y luego volver varias veces para ir descubriendo nuevos atractivos.

Fuente: NoticiasNet

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