Este sector se ha convertido en uno de los responsables de traccionar a la economía local. Con los hoteles vacíos y sin presencia de turistas extranjeros es factible esperar también resultados negativos en el comercio minorista.

Si el escenario no cambia pronto, el turismo de Mendoza cerrará el año con una pérdida superior a los U$S 200 millones. A eso se podrían sumar cientos de despidos y cierres definitivos de hoteles en toda la provincia, de acuerdo a la palabra de los propios empresarios del sector.

 

Claro está, que el problema no terminaría ahí. El turismo ha sido partícipe del crecimiento de Mendoza en los últimos años y gracias a la mejora de la conectividad aérea y la suba del tipo de cambio, se ha convertido en uno de los sectores responsables de traccionar a la economía local. Con los hoteles vacíos y sin presencia de turistas extranjeros, es factible esperar también resultados negativos en otras actividades relacionadas, sobre todo en el comercio minorista.

De hecho, “hoteles, restaurantes y comercio” conforman un rubro conjunto dentro de la medición del Producto Bruto Geográfico (PBG) de Mendoza, estudio que mide el valor agregado de la producción de todos los bienes y servicios elaborados en la provincia en el transcurso de un año. Entre las tres actividades representan el 22,2% del PBG.

La relación de los tres sectores no es arbitraria. Los organismos de estadísticas los reúnen en el mismo grupo porque se complementan y se retroalimentan entre sí. Por eso, el daño que provocará la pandemia del coronavirus sobre la economía local, irá mucho más allá de los hoteles en particular, aunque sin duda estos estarán entre los más afectados.

La pérdida general

Según el último informe presentado por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE), entre los hoteles y restaurantes de la provincia generan un valor agregado anual de U$S 242,5 millones. Está claro que la mayor parte de ese importe se genera en los meses de temporada alta, tanto en verano como en invierno, pero si se tratara de una facturación pareja, se podría hablar de una producción mensual promedio de U$S 20,2 millones.

De ahí se desprende la pérdida de más de U$S 200 millones mencionada anteriormente. Es que en enero y febrero hubo un buen ritmo de actividad para el sector, pero a partir de marzo los turistas extranjeros dejaron de llegar a Mendoza y en abril el cierre ya fue definitivo. De perdurar la misma situación hasta diciembre, la pérdida no bajaría de ese valor.

Es cierto, por supuesto, que una gran parte de la facturación de los restaurantes no se asocia al turismo, pero en el cálculo no se está tomando en consideración el significativo aporte que los turistas hacen al comercio local.

Por otro lado, el turismo le da trabajo a más 11.300 personas de manera formal en Mendoza (entre hoteles y restaurantes), de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Trabajo de la Nación. También hay una importante participación de empleados informales y de personas que trabajan por contrato en temporada alta, pero son más difíciles de cuantificar.

Época de contrastes

Hace un año Los Andes publicaba que Mendoza rompía récords de turistas extranjeros y de pasajeros aéreos internacionales. Eso, gracias a una sumatoria de factores, entre los que se destacaba la ampliación de la conectividad aérea y el aumento del dólar, que abarataba a la provincia para los visitantes de otros países.

Hoy, en cambio, se habla del inminente cierre de hoteles en todo el país por las restricciones al turismo y las low cost (por ahora inhabilitadas a volar) luchan por evitar el cierre de El Palomar, un aeropuerto clave para su negocio en Argentina. El panorama no es nada alentador y en el medio hay miles de puestos de trabajo.

De acuerdo a una encuesta realizada por la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra), el 65% de los alojamientos del país podría cerrar de manera definitiva entre agosto y setiembre si los establecimientos no pueden retomar la actividad, al menos de manera parcial. El organismo no detalló cifras particularmente para Mendoza, pero la realidad local coincide con ese escenario.

Desde la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines (Aehga) y la Unión de Trabajadores Hoteleros Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), emitieron un comunicado conjunto describiendo el momento por el que están pasando. “Han transcurrido tres meses de pérdida y sabemos que van a ser varios más. Esto hace inviable el futuro de las empresas y consecuentemente se pueden perder muchos puestos de trabajo. El sector utiliza mano de obra intensiva, ya que su primordial objetivo es el servicio”, indicaron.

“El impacto del cierre del turismo nacional e internacional es muy grande, y los mendocinos por razones obvias tienen restringidas las salidas en horarios y días, profundizando aún más la brecha. A esto, se le agrega que recién a fin de año nuestro sector volverá a funcionar por arriba del punto de equilibrio. Es por ello, que desde Aehga y Uthgra estamos coordinando acciones conjuntas con el objetivo de lograr que las empresas de la industria puedan continuar en pie y de esta forma no se pierdan puestos de trabajo”, remarcaron.

Uno de los ejes de trabajo, radica en el pedido conjunto de una ley nacional que declare la emergencia en el turismo. Fernando Barbera, presidente de Aehga, explicó que de esta manera se podría acceder a rebajas de impuestos, ampliación en plazos de pagos y suspensión de ejecuciones fiscales por parte de la AFIP, Administración Tributaria Mendoza (ATM) y los municipios. “Hacemos llegar este pedido a los Legisladores Nacionales por Mendoza para que dejen de lado las diferencias partidarias y se unan por el futuro de toda una industria. Somos uno de los pilares de nuestra matriz productiva y generamos trabajo en distintos puntos de la provincia”, apuntó.

Diego Stortini, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT) coincidió en la importancia del blindaje del sector turístico con la una ley nacional, pero consideró que el primer paso se debería dar en la Legislatura de Mendoza. “Esperamos la sanción de una ley que exima a las empresas del sector de impuestos provinciales y les otorgue una moratoria excepcional”, apuntó.

Lo claro, es que los tiempos corren. El titular de Aehga, estimó que el turismo se reactivará recién a fin de año o a principios de 2020. “Esto pone en riesgo a muchos hoteles, que tienen costos fijos muy altos aunque estén cerrados. Se puedan llegar a fundir”, insistió Barbera.

En el caso del empleo, el daño es aun más tangible. Barbera reconoció que ya hay personal suspendido. “El trabajo es muy poco. Acordamos con los sindicatos que los trabajadores en suspenso cobren temporalmente el 75% de sus salarios”, subrayó.

Por su parte, Santiago Laugero, empresario hotelero y secretario de turismo de la Federación Económica de Mendoza (FEM), señaló que no hay un dato fehaciente de cuántas unidades pueden cerrar sus puertas en forma definitiva en Mendoza, pero aseguró que los hoteles de una y dos estrellas, junto a otras unidades que han abierto hace poco, han quedado muy afectados y es difícil que reabran sus puertas en el mediano plazo; hasta que se normalice la demanda de los pasajeros.

“Se prevé una reinicio lento de la actividad. Los hoteles mejor posicionados tendrán mayores posibilidades de subsistir. Por otro lado entendemos que algunas unidades se transformaran a otras modalidades, como por ejemplo un apart hotel a espacios de alquiler permanente. En el caso de la hotelería la barrera para salir del negocio es muy alta, por todo lo que implica la estructura inmobiliaria”, completó.

Daniel Ariosto, empresario hotelero y presidente de las Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM). “Desde el 20 de marzo estamos cerrados con facturación cero, sin la posibilidad de afrontar ningún tipo de gastos, ni de sueldos, ni de infraestructura, y debemos ver como hacer para no cerrar definitivamente las empresas”, lamentó.

“El turismo es un tema delicado, estamos observando que en Europa que ya se ha motorizado el turismo y se comienza a desarrollar, mientras nosotros estamos entrando en lo peor de la ola. La perdida de los 200 millones de dólares puede ser mucho más si persiste una herrática política nacional respecto a la economía”, agregó el empresario.

Una mirada optimista

Aunque la pandemia no ofrece un escenario claro a futuro para nadie, aun hay aspectos positivos sobre los cuales aferrarse. Pablo García, reveló que la mayoría de los clientes que planeaban un viaje y debieron suspenderlos por el Covid-19 decidieron no cancelar las reservaciones. “Casi todos reprogramaron sus viajes, aprovechado las facilidades que ofrecieron las líneas aéreas para cambiar de fecha los pasajes sin sobrecargos. Eligieron fechas para fines de año o inicios de 2020. Muy pocos pidieron el reintegro”, explicó.

Por otro lado, Aeropuertos Argentina 2000 realizó una encuesta a los pasajeros para medir la intención de viaje. El 20% respondió que sí viajaría cuando se levanten las restricciones a causa de la pandemia. El resto indicó que esperaría para ver que sucede. Si bien se trata de un porcentaje menor, el 20% que dijo “sí”, garantiza un mínimo de actividad que ayudaría a las empresas a recuperar parte de la actividad perdida durante estos meses.

Otro punto a favor, es la apertura del turismo interno. Para el secretario de turismo de la FEM, esto será un paleativo para todo el sector, pero no representará una mayor incidencia para los grandes hoteles. “Por el momento será una real ayuda para las unidades más pequeñas (cabañas), que en históricamente han trabajado en esquemas de fines de semana largo, pero no así para los hoteles urbanos, establecimientos que han tenido una mayor demanda de los clientes corporativos, los que viene por trabajo o a congreso”, subrayó.

Ariosto, en tanto, aclaró que hay tres clases de aperturas de hoteles: los que están trabajando con los repatriados, los que pueden recibir turismo corporativo (es decir, gente de negocios de la provincia) y los que hagan turismo interno. El problema, alertó, es que no hay movimiento suficiente dentro de la provincia. “El turismo interno no existe en la realidad. Mendoza, como otras tantas provincias, está con las fronteras cerradas. Ni siquiera podemos proyectarnos al turismo cuyano para que vengan de San Juan, La Rioja o San Luis”, sostuvo.

Una posible “ventana”

Diego Stortini, presidente de CIAT, opinó que “el turismo como lo conocíamos ya dejó de existir”, por lo que “Mendoza debería reinventarse”. Para volver a crecer y salvar las empresas y los trabajadores, sostuvo, se debe aprovechar las Áreas Protegidas, hoy denominados Parques Provinciales. “Estos parques carecen de planes de manejo y le otorgan a los funcionarios de turno una gran discrecionalidad sobre lo que se puede hacer y lo que no. Necesitamos con urgencia que se dé prioridad a los Planes de Manejo de Áreas Protegidas y un plan de Ordenamiento Territorial para los accesos a la Cordillera de Los Andes”, advirtió.

Stortini aclaró que, contrario a lo que se cree, las áreas protegidas pertenecen a propietarios privados. “Ante la inexistencia de los planes de manejo, es imposible pensar en el avance de cualquier inversión formal en estas áreas. Nadie puede tomar decisiones en un marco de incertidumbre”, remarcó el presidente de CIAT.

Y agregó: “Mendoza tiene una deuda gigantesca con el turismo y la explotación de sus recursos naturales”. El empresario opinó que se debe zonificar la provincia en clústers y se debe promover un desarrollo específico en cada uno de ellos, para que desarrollar cada particularidad.

La salud y la recaudación limitan el accionar del Gobierno

Como lo explicaron los empresarios, la supervivencia de los hoteles pende de un hilo, que la pandemia podría cortar en cualquier momento. En busca de alternativas, las cámaras piden habilitaciones, exenciones impositivas y asistencia por parte del Gobierno Provincial. El problema, es que el campo de acción es limitado para el Estado.

En lo que respecta a las habilitaciones para la vuelta a la actividad, hay poco que negociar. En las últimas semanas se dispararon los contagios y el Gobierno debió dar marcha atrás con varias flexibilizaciones. Así mismo, se retrasó la reactivación de varios sectores, entre los que se encuentran por ejemplo el turismo receptivo.

 

Por el lado de las exenciones impositivas, tampoco hay un panorama demasiado alentador. Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía, recordó que la recaudación de impuestos provinciales cayó 15,2% en los primeros cinco meses del año y 28,2% particularmente en mayo. “Se están evaluando medidas para ayudar al sector empresario, pero la situación de las cuentas públicas pone muchas limitaciones”, comentó el economista.

Fuera de esto, Laza reconoció que el presente del sector es alarmante. “De acuerdo a mediciones estadísticas, el turismo tiene un impacto de entre el 9% y 10% en el PBG de Mendoza, considerando tanto la incidencia directa como la indirecta, como el aporte al comercio. Por supuesto no se perderán los nueve puntos en 2020, pero el resultado será negativo”, lamentó el experto.

“Un dato positivo es la vuelta del turismo interno, pero este no alcanzará para compensar al resto de la actividad. Quedará relegado por ejemplo el turismo de convenciones, que es muy fuerte en Mendoza”, opinó.

Desde el Gobierno Nacional, en tanto, han respondido con el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y algunos créditos flexibles. También hubo intervención con la postergación de la prohibición de despidos, lo que por el momento contribuye a la estabilidad del empleo, pero compromete las cuentas puertas adentro de cada empresa.

Fuente: Diario Los Andes
30/06/2020

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