Opciones para visitar bodegas

Opciones para visitar bodegas

Como hacer enoturismo en Mendoza, sin morir en el intento. Los consejos de un especialista para visitar bodegas.

Un enófilo sueña siempre con viajar a las regiones vitivinícolas para hacer una inmersión profunda en el mundo del vino. Y eso no significa otra cosa que visitar bodegas, muchas bodegas, para probar en su lugar de origen esos vinos que lo deslumbran y, si es posible, de la mano de los enólogos.

Pero para que tal sueño salga bien es importante conocer, o al menos ser asesorado correctamente por alguien que conozca del tema. Por eso, para escribir esta nota, tomamos como referencia una serie de consejos impartidos por Hugo Laricchia, un personaje (en el buen sentido) mendocino que se dedica -entre otras cosas- al enoturismo en Mendoza, ofreciendo tours privados por bodegas. Por eso podemos decir que son premisas basadas en la pura experiencia. A por ellas:

 

  1. “Es muy importante saber vos mismo si venís a Mendoza a visitar bodegas o, ya que vas a estar por acá, querés ver alguna bodega. A los primeros les hablo, a los enoturistas, los casuales la tienen mas fácil”.

Claramente, para el que va a Mendoza pero no se copa tanto con el mundo del vino, por ahí visitar una bodega es suficiente. Estos conceptos apuntan a los que hacen del vino uno de los motivos principales de su viaje.

 

  1. “Planificá: para cualquier bodega seria se necesitan reservas, si te demorás, vas a visitar las que puedas y no las que quieras”.

Por ahí ahora, con el coronavirus, esto puede cambiar algo, pero es un gran consejo. La frustración de quedarse afuera de esa bodega que tanto querías visitar, por no haber reservado con tiempo, será enorme. Planificar y reservar con tiempo.

 

  1. “Un día de bodegas es visitar y degustar en tres bodegas, en la tercera se almuerza. Pensar en más es un sueño adolescente”.

Coincido que tres bodegas da el timing justo para disfrutar sin andar tanto a las corridas. Pero, si eres ultra fanático del vino (como yo) capaz que te animas a agregar alguna más, arrancando súper temprano y acostándote a la una de la mañana… con sacrificio. “Sarna con gusto no pica”. Lo hemos hecho y no me arrepiento. Pero es solo para nerds del vino, los “normales” mejor que obedezcan a Hugo.

 

  1. Las bodegas abren entre las 9:30 hasta las 16:30 hs., generalmente. No existe salir a bodeguear después del almuerzo.

Es clave salir bien temprano si quieres aprovechar el día al máximo. Si “eres del palo del vino” y conoces de antemano a varios productores o enólogos, o vas con un grupo mínimamente interesante para ellos, por ahí puedas en base a esas conexiones organizar una juntada informal con ellos a la tardecita y quedarte probando vinos, comiendo rico y quizá hasta guitarreando. Pero claro, eso requiere tener amistades previas (vale y funciona que las hayas hecho por las redes sociales, porque también nos hacemos amigos a la distancia gracias a ellas). Otra buena opción: visitar para la cena Casa Vigil, donde quizá te encuentres con su anfitrión: Alejandro Vigil, el director de enólogía de las bodegas de la familia Catena Zapata.

 

  1. “No se cena cuando se bodegueó. Harto estoy de cancelar reservas para cenas. En nuestras bodegas se bebe mucho, no es la medida de tasting, te van a dar vinos en cantidades, y los almuerzos son abundantes y largos. Se vuelve a eso de las 18 hs, siesta y a las 21 hs, caminata y helado”.

Cien por ciento de acuerdo, hubo veces que no seguimos este consejo y fuimos a algún restaurante en Mendoza ciudad que habíamos reservado previamente para cenar, con grandes pero finalmente insostenibles expectativas. No solo no disfrutamos la cena, sino que al comer medio por obligación, al final alguno terminó sintiéndose mal al día siguiente.

 

  1. “En Mendoza hay tres zonas vitivinícolas, no me refiero a lo técnico sino a lo turístico: Maipú, Luján y Valle de Uco. Se hace una zona por día, la idea de visitar una bodega de cada zona es tremendamente ineficiente”.

Lúcido consejo, las distancias son grandes y en todas las zonas hay muchas bodegas interesantes para visitar y disfrutar; para qué complicarse recorriendo kilómetros cuando todo puede hacerse mas sencillo.

 

  1. “No es barato, desmitifiquemos ya esto. En un tour por bodegas serio te vas a gastar aproximadamente cinco lucas por persona (enero 2019). Y es como cualquier industria, lo mejor es más caro. Como alquilar un Fiat o un Mercedes Benz, ponele”.

Así es. ¿Querés comer mucho, muy rico, en un lugar muy especial como puede ser en un lindo restaurante de bodega al lado de los viñedos, probando muchos buenos vinos? Y bueno, eso tiene su costo. Lo hice muchas veces y nunca me arrepentí, porque no es lo mismo que ir a un restaurante: la visita a bodega es una experiencia en sí misma, mucho más amplia, que te ofrece mucho más que comida y bebida.

 

  1. “San Rafael no es Mendoza en lo que se refiere a enoturismo. Está entre 150 y 260 km de las zonas con enoturismo de verdad. Si fuiste a San Rafael, disfrutá sus maravillas, pero en cuanto a bodegas es como buscar playas en Olavarría”.

Lo primero sin dudas es lógico, no tiene sentido hacer tantos kilómetros desde Mendoza ida y vuelta en el día, habiendo tantas variantes más cerca. Lo de las bodegas no sé, como no conozco personalmente San Rafael (nunca fui justamente por lo primero) no me queda mas que creer en lo que dice Hugo, aunque tengo planeado hacer un viaje de enoturismo exclusivo para San Rafael en auto algún día.

 

  1. “Olvidate de los vinos que conoces ¿Irías a escocia a visitar la fábrica de J&B? ¿O preferirías ir a una destilería con años de experiencia y que producen delicias que no conoces ni podes comprar en tu ciudad? Bueno, eso. La mayoría de las bodegas premium no son conocidas por vos”.

Depende… he disfrutado mucho las visitas a Catena Zapata, Trapiche, Zuccardi o Norton; pero siempre yendo con un grupo de gente muy involucrada en el vino y con buenos contactos en esas bodegas (enólogos o agrónomos, amigos nuestros del vino) con quienes coordinar la visita.

Por eso, la sugerencia es válida si no tienes contactos y finalmente vas a caer en la bodega como “un turista más”. Pero si eres uno de nuestros lectores que puede acceder a quien les franquee la entrada de una manera especial, no dudes en hacerlo, a la gente de las bodegas les gusta recibir a los enófilos altamente interesados en el vino y escuchar sus opiniones. Es un ida y vuelta que a veces les sirve.

 

  1. “Tené muy claro qué venís a buscar y decilo claramente: vinos increíbles, vistas de viñedos súper fotográficos, glam para selfies en Instagram. Decírselo claramente a quien te ayude o a quien contrates”.

Nada mejor que explicar lo que uno quiere para recibirlo. Intachable consejo, poco que agregar.

 

  1. “Los vinos caros que conocés y de los que presumís, probablemente no sean taaaaan buenos y haya mucho de marketing ahí”.

Es probable, pero hay de todo en la viña del señor. ¿Vas a Mendoza? Anímate también a probar cosas nuevas, por ese lado el consejo es apreciable.

 

  1. “Se consiguen vinos algo más baratos en las bodegas que en una vinoteca en Palermo, pero no hay ofertas delirantes. Un vino por el que pagas una luca lo conseguirás acá en la bodega a lo mejor en ochocientos pesos. La idea de comprar vinos regalados desterrala”.

Totalmente de acuerdo, incluso me ha tocado visitar bodegas (en especial algunas de las grandes) en las que la política de precios es que sean exactamente los sugeridos, sin siquiera descuentos, por lo que es más probable consiguirlos más económicos en la vinoteca de barrio, que siempre hace una atención a sus clientes. ¿Para qué cargar con una pesada caja de vinos si la podes comprar cerca de tu casa casi al mismo precio? Está en cada uno estar atentos a los precios y diferencias si conviene o no.

Por otro lado, algo que si puede ser interesante es consultar en las bodegas por vinos de venta exclusiva en bodega, muchas suelen ofrecer excelentes productos a buen precio pero diferenciándolos de las etiquetas normales que están en el mercado.

 

  1. “Todos los almuerzos de bodegas serias, son de pasos y no a la carta, podes variar el principal o el postre en general. Pero no hay carta. Y se paga un precio fijo. La idea de picoteo una cosita en una bodega y pago poco, no existe. Salvo excepciones muy excepcionales, en las bodegas se almuerza, no hay cenas, están cerradas a la hora de la cena”.

Nuevamente, Hugo da en la tecla, a esto lo único que puedo agregar es que esas comidas en las bodegas normalmente justifican su precio, al menos en mi caso siempre salí satisfecho de lo recibido por lo pagado, aunque el bolsillo quedara un poco lesionado. Existen algunas bodegas chicas que pueden ofrecer un picnic, unas empanadas o una picada, pero no son tantas. En cuanto a las bodegas que ofrecen cenas las hay, pero son las menos, la regla es que no.

 

  1. “Muy importante: no recibas consejos del amigo que vino antes, e internet úsalo solo para chequear ideas, no para informarte. Hay mas de 1.600 bodegas en Mendoza, tu amigo visitó cinco o seis, el que dejó un review en Tripadvisor también. Confía mas en el guía que contrates, en el chofer o en el empleado de una vinería local; que en ese amigo que vino el año pasado. Todas las bodegas son lindas, pero hay lindos Fiat, hermosos Mercedes e increíbles Lamborghini”.

Me parece bien confiar en los consejos de los locales y entiendo a lo que Hugo apunta, pero si tienes un grado de conocimiento medianamente alto del mundo del vino, seguramente igual vas a querer hacer tu investigación previa. Y esa parte relacionada con “armar” el viaje también se disfruta. Este consejo creo que vale para el momento de tomar las decisiones finales.

 

  1. “Se prudente, no le expliques a la gente que trabaja en esto día a día, desde hace años, cuales son los mejores vinos o cual es la mejor bodega. ¡Te lo pido por las nenas! Se te van a cagar de risa luego y contarán la anécdota a los colegas: “Sabés que llevé a un porteño que…”

Clarísimo, y nuevamente de acuerdo, pero que esa precaución no te limite a brindar tus opiniones y perspectivas -con humildad- y fundamentalmente que no te limite las ganas de preguntar. La peor pregunta es la que no se hace y las visitas a las bodegas, con atención de personal especializado, son la mejor oportunidad para aprender mucho.

 

  1. “La idea de visitar bodegas en tu auto y manejar vos es una cagada. Alcohol y volante es fiero, hemos visto a mas de un vivo retorcido entre fierros o en un barranco. También hay que decir que planificar un día de bodegas implica saber cuánto dura cada visita y cada traslado y más”.

Este creo que es el mejor consejo de todos. Los raid de visitas a bodegas suelen fuertes en consumo de alcohol. Por más que te propongas cuidarte, la realidad te pasa por encima y ese elixir que ibas dispuesto a saborear y no tragar, termina en el estomago y el alcohol en tu sangre. Cuidate y no manejes. La plata gastada en transporte es la que más se justifica porque te permitirá disfrutar el doble.

Ojalá te animes a organizar un viaje a Mendoza, en familia, con amigos, con un grupo de gente relacionada al vino. Porque es una gran experiencia que, bien planificada y guiada puede ser dejarte un grato recuerdo, una vivencia de esas que nunca se olvidan.

 

Gracias a Hugo Laricchia por permitirnos tomar de base sus consejos para desarrollar esta nota.

 

Fuente: El ángel del vino. Blog de vinos

Esta entrada también está disponible en: Spanish Portuguese (Brazil)

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