Paisajes de Las Carreras

Paisajes de Las Carreras

El circuito que une Potrerillos y Tupungato, desde la cordillera al valle fértil.

El camino de Las Carreras une la Villa de las Vegas en Potrerillos con la de San José en el departamento de Tupungato, en el mientras tanto los paisajes mutan en la ventanilla: cumbres nevadas de telón, pampas con ganado, área de cultivos y alamedas que aguardan la primavera para desplegar su verde y plata.

El trayecto que puede encararse durante todo el año y cambia también según la estación, si parte desde la Ciudad conlleva aproximadamente 235 km de ida y vuelta.

Por la Ruta 7 hasta el dique Potrerillos, que bien vale una parada pues los fines de semana se puebla de los amantes de los deportes a vela que dan color a al azul de las aguas, unos mates quizá, alguna tortita casera de las que preparan por allá y a seguir.

Un paneo por las villas cordilleranas da cuenta de cómo proliferan las cabañas en alquiler en este uno de los lugares preferidos por el turismo local y nacional.

La primera meta es Las Vegas, obstinada con sus jardines verdes aún en el crudo invierno y con el empuje de la gente que apuesta sus vidas a esas alturas. Dependerá de sus planes de la jornada si lleva todo para el pic nic o si prefiere comer algo en alguno de los restaurantes de por allí.

Hay variedad en propuestas y precios, platos criollísimos, fondeau, picadas, parrilla y minutas en una docena de establecimientos.

La senda continúa por la Ruta 89 y lleva hasta Tupungato, es un trayecto de 51 km, con 33 km consolidados. Las imponentes vistas del Cordón del Plata son las que nos hacen felicitarnos por la elección del día. Un camino de cornisa asciende a más de 2.200 m.s.n.m. allí un mirador natural, las fotos necesarias y todo el valle a los pies con la majestuosidad de las cumbres hoy muy nevadas al frente.

A continuación, el paisaje cambia, se torna llano y con leves ondulaciones que en verano relucen enverdecidas y por estos días el amarillo de los pastos es lo que sobresale.

Hay que ir atentos, pues en los detalles está el encanto. Estancias ganaderas, vacas, caballos, ovejas, y las tonalidades que el sol agrega a cada tramo.

Ya arribando al Valle de Uco los cultivos se hacen notar, el área de frutales, las de papa y hortalizas en esa caprichosa cuadrícula de parcelas vecinas.

El paseo llega a su meta en la pintoresca San José, aunque puede seguir apenas unos kilómetros hasta la villa cabecera de Tupungato o emprender otro recorrido por las beldades del Uco.

 

Fuente: Los Andes

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