En el decálogo de vacaciones mendocinas no puede faltar una pasada por San Rafael para disfrutar de rafting en ríos, diques, montañas y la buena onda que reina entre verdes, mates, tortitas y asados cuando está el sol, y fernet al caer la tarde.

Los circuitos se renuevan con propuestas gastronómicas al paso sobre el Atuel, camino a Valle Grande, en la Villa 25 de Mayo que cada vez luce más espectacular con su ambiente slow, y las cabañas que crecen con la promesa de descanso. Los Reyunos y el Nihuil para los más jóvenes, una apuesta de diversión infaltable. Y en ese racconto de clásicos sanrafaelinos el rafting es de los que conservan el podio veraniego.

Vamos al agua. El visitante llega expectante, escucha el precio de la excursión y lo que incluye, pero recién cuando le dan el traje de neoprene y los zapatitos, casco y chaleco, comienza a sentir adrenalina. Los ríos mendocinos y el Atuel específicamente son especiales para navegar en las balsas semi rígidas idóneas para el rafting (tienen un poltrón lateral para los navegantes y 2 o 3 poltrones en el centro que sirven como asientos y además ayudan a trabar los pies de manera de generar el equilibrio en los pasajeros).

El instructor se apresta a dar la charla de seguridad sabiendo que los viajeros están más ansiosos por subir que por escucharlo, entonces le pone diversos tonos y algunos chistes en el medio como para llamar la atención. Primer punto: balsa, ya fue presentada. Segundo, cómo agarrar el remo (que consta de una “T” en un extremo, el mástil y la pala). Con una mano se toma la “T” colocando el dedo pulgar por debajo y el los otros dedos cerrando la parte superior, esto permite que el remador no se esfuerce más de lo necesario; con la otra mano se toma el remo a 10 cm de la pala, explica.

Como una vez a bordo todos remarán y trabajarán en equipo para avanzar, doblar o esquivar alguna roca, hace falta manejar un lenguaje común para poder responder a las órdenes del “comandante”. Por tanto a al oír “remo adelante”, el tripulante  deberá colocar el remo por delante del cuerpo y empujar con fuerza hacia atrás para que la balsa avance. “Remo atrás”, por el contrario, indica que hay que clavar el remo por detrás de la espalda y hacer fuerza  hacia delante. Por último “descanso”, que significa sostener el remo sobre la falda, nunca se lo apoya en la embarcación, aquí el agua arrastra y todos tranquilos.

Cierto es que en esta zona practican rafting familias enteras, no hay peligro alguno pero sí hay que estar atentos a las medidas de seguridad.

“Escuchen -dice el guía- porque puede haber alguna caída”. Así nos enteramos que la balsa cuenta con una cuerda perimetral o guirnalda que servirá para los rescates. En caso de que alguien se caiga, deberá tomarse de la soga para que el guía a través del remo lo ayude a incorporarse. Si se aleja un poco de la balsa, los remos de ambos serán los medios para  acercar distancias y el experto lo arrastrará hasta la balsa.

¿Y que pasa si hay un caído en los rápidos? El sujeto que esté en el agua debe hacer la tradicional planchita, dejando el cuerpo quieto con la cabeza hacia arriba (que tiene casco) y los pies hacia delante. La posición es apropiada para que las extremidades sorteen las piedras.

Otro elemento de rescate es la bolsita o cabo de rescate que consta de una soga de 10 a 15 metros de largo. Si la persona que se cayó se aleja de la balsa se le tira el cabo y ella debe tomarse firmemente de la soga colocándola por encima del hombro, sobre el pecho, los compañeros serán los encargados de tirar de la cuerda hasta arrimarlo y subirlo nuevamente a la embarcación.

Al subir, las órdenes se repasan y luego todos siguen las instrucciones, gritos, carcajadas, diversión compartida en un lapso de 45 minutos en los que la adrenalina se experimenta de verdad.

En varias oportunidades se descansa y esto ayuda a percibir el paisaje encañonado, pasan otras balsas y los grupos se saludan, luego llegan los rápidos y los alaridos, al final todos descienden queriendo repetir la experiencia.

Para toda la familia. El rafting es una de las actividades más buscadas en el Cañón del Atuel. En Valle Grande sobre el Río Atuel la práctica es muy segura ya que la dificultad del mismo es de 1.5 en algunos tramos, de 2 a 3 en otros, en una escala que va de 0 a 6. Pero los que buscan más aventura y ya han practicado rafting en otra oportunidad existe la alternativa de grado 4, aguas arriba.

Fuente: Diario Los Andes

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