Valores, tradiciones y turismo rural en San Carlos, Turismo Post Cuarentena.
“Los Caminos de Altamira” están ubicados en la región sur del fértil Valle de Uco. Una comunidad de lugareños dirige éste circuito turístico y se dedican a compartir su estilo de vida con visitantes de todo el mundo.
Un día allí puede consistir en aprender la historia del sistema de riego en el Valle de Uco, elaborar algunas cerámicas tradicionales de los Huarpes, cosechar una fruta o verdura de temporada, hacer vino o miel (casero), hornear pan o preparar conservas de frutas.
Los turistas son llevados a los pies de la imponente Cordillera de los Andes utilizando un carro tirado por caballos, a caballo o en bicicleta (solo métodos de transporte sustentables). En el camino van realizando una actividad tras otra. Cada una, en diferentes casas de campo. Éstas casas de campo no se tratan de segundas residencias lujosas, sino de viviendas familiares rurales y rústicas en donde sus dueños han habitado y han trabajado durante generaciones.
Caminos de Altamira es en esencia la unión de varias voluntades dispuestas a compartir con los turistas su cultura, por ello se convierte en un producto antropológico, donde la excusa es el campo, pero el interés es su gente. Es un paisaje de aires, colores y aromas donde se puede disfrutar del campo con el tiempo que marca el sol.
Actividades agrícolas como regar, atar, podar y sobre todo cosechar cerezas, duraznos, peras, manzanas y uvas, apoyadas por otras actividades al aire libre tales como senderismo, trekking, avistajes, cabalgatas, paseos en sulky, globo náutica y más, permiten a los turistas recrearse y significar la vida en el oasis mendocino.
Si decide pasar la noche allí, un gaucho lo esperará en un bar local con canciones y bailes tradicionales. Ofrecen alojamiento en las casas de campo, como “Camilo Casa de Campo”. Allí será recibido por una familia encantadora que lo tratará como si fuera un pariente perdido hace mucho tiempo. Camilo alquila habitaciones con baños compartidos dentro de la casa principal. Si prefiere un poco más de privacidad, tienen una serie de cabañas de adobe.
Por su parte, la gastronomía local es primordial a la hora de decidir sumergirse en esta cultura: challa, carne a la olla, chivo, empanadas y sopaipillas, acompañadas por sabrosas frutas y vinos de excelente calidad, hacen al deleite pleno de los visitantes.
Si lo desea, puede cenar cualquier día en los jardines o los fines de semana con toda su familia. Sirven una almuerzo de tres pasos que realmente es muy generoso. Incluye todas las frutas y verduras locales, conservas caseras, productos curados, y una especialidad local deliciosa como plato principal. Si bien no debe esperar un alojamiento de cinco estrellas, habrá alrededor de 50 millones de estrellas reales en el épico cielo nocturno para compensarlo.
El resto de su tiempo está lleno de actividades más tradicionales o, si realmente lo desea, lo ayudarán con algunas actividad mas de moda como visitas a bodegas, alquiler de bicicletas, trekking o rafting.
Fuente: Wine Republic, Por Gwynne Hogan y argentinaturismo.com.ar
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