La tecnología y conocimiento se unen para brindar nuevas experiencias sensoriales en el mundo del vino. Una bodega Caro corre horizontes con el uso de la realidad aumentada.
Volver a los orígenes, hasta la raíz viva de la industria, es el viaje que propone el inusual recorrido tecnológico en la Bodega Caro (Catena-Rothschild). Un trayecto que comienza frente a la imponente fachada de ladrillos recuperados –sobre calle Alvear, en Godoy Cruz- para adentrarse en el paseo hasta una cava construida en 1884. La hiperrealidad pone a prueba los sentidos, la capacidad de sorpresa, la experiencia es más que visual, es como una cápsula de tiempo. El viajero puede percibir aromas, temperaturas, silencios que encierran un momento mágico, un espectáculo orgánico, un antes, un después.
Este proyecto interdisciplinario, didáctico, que apostó firmemente a las nuevas tecnologías audiovisuales para renovar la experiencia de enoturísmo en la antigua cava que construyó Escorihuela, ha diseñado un mapa en el espacio que el usuario puede ir descubriendo a medida que mira a su alrededor y a través de una App de realidad aumentada. Algunos objetos inanimados ante sus ojos cobran vida –mediante animaciones en 2D o 3D- para interactuar en el mundo real. A partir de las obras de arte, realizadas por el artista plástico mendocino Fernando Jereb, comienzan a dialogar el patrimonio histórico, la tecnología de la modelización 3D y el conocimiento.
“La experiencia permite traer el viñedo a la bodega, es una herramienta pedagógica para enseñar de una manera visual y entretenida, la viticultura de precisión”, sostiene Emilie Giraud del área de prensa de la Bodega. “Esta experiencia de realidad aumentada se puede adaptar a todo tipo de público, desde alguien que disfruta del arte hasta un niño que se asombra al descubrir como es el ciclo de la planta, el centro de todo el trabajo enológico, porque allí es donde se empieza a crear la calidad del vino. El recorrido es un soporte pedagógico muy adaptable según el perfil de la gente que nos visita”, agrega Giraud.
Acercar los viñedos del Valle de Uco hasta el edificio patrimonial, frente a una esquina de adoquines, sirve para contarle al público sobre todos los trabajos de innovación que se realizan en el terroir. En el paseo por las históricas cavas subterráneas hechas de piedra, ladrillo y argamasa, construidas entre 1884 y 1895, se narra el trabajo diferenciado de una bodega que elabora vinos de alta gama. Afuera, el edificio –de inspiración neo-romana y española- acompaña el relato desde una visual impactante; narra los comienzos del siglo pasado, una Mendoza de inmigrantes, de vino a granel y de trenes.
En el interior, escaleras abajo, un cuadro de una cepa es el portal hacia las cuatro estaciones del año. “Ver cómo con el uso de la realidad aumentada estas dos plantas cobran vida es una sensación hermosa. Me encanta ver que la realidad aumentada no solamente se relaciona a la estética del videojuego sino que puede tener una estética muy orgánica”, había contado el artista enófilo Fernando Jereb. Ante su obra el usuario puede, por ejemplo, moverse alrededor de una planta de vid modelada en 3D, mirarla desde distintas perspectivas y distancias, para apreciar desde la raíz con detalles el ciclo vegetativo de la vid. Las aristas del tiempo parecen convergen en ese punto, en ese lugar, en este momento, en el que logramos dominar a voluntad el tiempo en nuestro viaje.
La experiencia le permite al usuario un redescubrimiento, el vínculo con la tierra. Bodega Caro ha cruzado una frontera en el turismo enológico para llegar a un nuevo horizonte, por medio de la tecnología ha generado una buena herramienta de divulgación enriquecida con los aportes de un equipo multidisciplinario bajo el nombre de VineyAR. “El desafío más grande fue tratar de mostrar la reproducción en 3D de las plantas de la forma más realista posible para explicar claramente el ciclo de la vid al público -lo cual implicaba crear imágenes muy sofisticadas- y a la vez desarrollar una App que la mayoría de los procesadores de los celulares pudiera soportar”, explicó Néstor Moreno, director de 24Pfilm (productora local responsable del diseño, desarrollo, programación y publicación de la App).
El usuario realiza un recorrido por la bodega, los guías le cuentan la historia del lugar, los orígenes del proyecto, luego bajaran a las cavas subterráneas y en el último tramo el espectador va a poder observar dos obras de arte en la pared que representan una planta de Malbec y una de Cabernet en su estado invernal; por medio de una tablet –que proporciona la Bodega- las plantas cobraran vida. A través de la App, los visitantes pueden admirar las texturas hiperrealistas de las piedras, hojas, troncos, racimos etc. en varios momentos del año. Detalles que se lograron gracias a un gran trabajo de observación y colaboración del equipo de realidad aumentada con el equipo de turismo y viticultura de la bodega.
En la trastienda hubo muchas reuniones el año pasado, sesiones de fotos en el viñedo –durante las cuatro estaciones-, una búsqueda del detalle más minucioso: las raíces del modelo 3D se inspiraron en el sistema radicular de una planta muerta extraída en el viñedo de la bodega. Pronto habrá una tercera obra, un mapa cenital del viñedo de la bodega en el Valle de Uco, un recurso que permitirá explicar cómo luego de la última revolución cualitativa de los vinos en Argentina se trabajan micro terroirs; se divide cada viñedo en parcelas según las características del suelo y se llevan a cabo trabajos diferenciados según las necesidades de la vid y el tipo de suelo que tiene.
Los cuadros, sobre la pared de piedra y argamasa, se integran a la estética de las cavas subterráneas de medio punto. La guía habla sobre las características del suelo profundo, a sus espaldas en vez de encontrarse con un Target sencillo con diseño geométrico (como un símbolo de QR), los espectadores ven los cuadros de Jereb representando dos plantas de vid en estado invernal. La experiencia propone un momento mágico, un espectáculo orgánico, un antes, un después. Una innovación de Bodega Caro como también lo es el recorrido en livestreaming a través de la plataforma Amazon Explore.
En los viñedos y bodega, en el ala de ladrillo, piedra y argamasa, que construyó Escorihuela se está constantemente experimentando con nuevas variedades y nuevas técnicas de elaboración de vinos. Resguardando ese espíritu innovador como aquella gran “locura” de Don Miguel en la década del 1920 cuando ordenó construir el edificio más alto de Mendoza, nueve pisos adornados con vitraux que fueron importados de Francia y aire europeo, el Pasaje San Martín que en la actualidad sigue siendo un símbolo para el turismo provincial.
Fuente: Guarda 14, Los Andes, por Mauricio Videla
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