Existen en Mendoza, evidencias arqueológicas de la ocupación de los incas, por lo menos desde hace 4000 años.
Desde el altiplano peruano-boliviano, el Camino del Inca desciende por el lado chileno y penetra en el Corredor Andino por los valles de la precordillera. El camino llega hasta el Río Mendoza y continúa bordeándolo hacia los pasos de la cordillera.
La Conquista incaica, hacia 1480 d.C. construyó su vialidad en base a estas huellas naturales, tanto en la zona como todo a lo largo de la cordillera de los Andes desde el Sur de Colombia hasta Mendoza y Santiago de Chile, atravesando los más agrestes y variados paisajes, salvando abismos, cruzando pantanos, lagos, desiertos, altas cumbres y tupidas selvas. Se estudiaron y conocen alrededor de 25.000 kilómetros de estas rutas y se estima que al momento de la llegada de los españoles su longitud fue de 40.000 Km.
El Camino del Inca, en nuestra zona se trata de una senda de 2,50 m. de ancho que, despejada de piedras, avanza desde el norte de Mendoza, ingresando por la ciénaga de Yalguaraz. Se dirige al sur por el pedemonte alto del cordón del Tigre, llega a Tambillos y prosigue unos kilómetros después al suroeste hasta el actual territorio Chile. En este último sector se confunde hoy el camino incaico con parte de la traza de la Ruta Internacional Nº 7. Hacia el norte de Yalguaraz, el camino incaico continúa en el Valle de Calingasta y de allí se dirige al noroeste argentino. Altiplano mediante, este camino incaico lleva al Cuzco, 2200 km. al norte de Mendoza.
El Qhapaq ñan o Inka ñan (Camino del Inca) fue la columna vertebral y principal elemento de la dominación incaica, por allí circulaban los chasquis o mensajeros conectando los diferentes ecosistemas del Tahuantinsuyu. Pero, también significó la presencia simbólica del poder y autoridad del Estado Inca, existiendo toda una jerarquía de responsables encargados del mantenimiento y control del mismo a lo largo de miles de kilómetros.
Los Tambos Incaicos
Los caminos estaban jalonados por tambos (Tampu) construcciones de la época incaica que se usaban para alojamiento del Inca o viajeros en misión oficial y también como depósitos de comida, leña, ropa, forraje, armas y otros productos necesarios para el sistema de control estatal.
Los tambos conformaron una verdadera red, de la que hoy se conservan sus vestigios, siguiendo el camino al que están ligados. En Uspallata y Alta Montaña de Norte a Sur son: la Ciénaga de Yalguaraz, Tambillos, Ranchillos, Tambillitos, Los Penitentes, Las Cuevas.
Sus paredes eran de piedra, con recintos unidos al muro principal o a los secundarios que servían de habitaciones, depósitos, corrales, etc.
Algunos a modo de baluartes, otros transformados en balnearios por conducción de agua termal.
Santuarios de altura
A estos vestigios, de distinta importancia según su grado de conservación, debemos sumarle los sitios ceremoniales y los llamados Santuarios de Altura, que se extienden también a lo largo del Qhapaq Ñan (Camino del Inca).
Donde una senda transversal conectaba ambas vertientes cordilleranas, se buscaba un cerro destacado y se lo elegía para ascensiones y a veces sacrificios rituales. Ejemplo de esto es el enterratorio encontrado en el Co. Aconcagua, donde se halló el cuerpo momificado de un niño de 7 años de edad acompañado con un complejo ajuar funerario conformado por un fardo con más de veinte piezas textiles, figurillas de oro y valva de molusco.
Se considera que probablemente fue realizado en el momento de asentarse el dominio incaico en Cuyo y Chile central, hace unos 500 años, para asegurar el proceso de expansión del territorio. Así como se realizaban sacrificios humanos en ocasión de la muerte de un emperador, así también el dominio sobre un nuevo territorio, debió considerarse una hazaña que debía ser celebrada mediante un sacrificio en un cerro considerado como sagrado.
Los incas, y con ellos los mismos huarpes creían que en las montañas moraban dioses, a los cuales había que ofrendar presentes para que el nevado no secara sus fuentes de agua, para que los rebaños prosperan sobre sus laderas o bien para que la cacería fuera abundante.
En 1897 Fitz Gerald descubrió en el cerro Penitentes un rectángulo ceremonial, verdadero templo al abierto donde los incas realizaban sus cultos.
El camino del Inca, en junio de 2014 ha sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. La presentación fue realizada conjuntamente entre Argentina, Perú, Ecuador, Bolivia y Chile.
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