Rafting

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El término rafting se ha popularizado de tal forma que todos saben que consiste en el descenso de un grupo de aficionados por un río tumultuoso a bordo de una lancha neumática.

El auge que el rafting tiene en todo el mundo se debe a su espectacularidad, a la diversión asegurada y a la posibilidad de disfrutarlo en grupo. Además, no se requiere mayor preparación que la de saber nadar, tener una forma física aceptable y, sobre todo, un sentido del humor a prueba de chapuzones inesperados, vértigos y revolcones.

Aunque se puede practicar todo el año, es en el verano cuando los ríos provinciales —Mendoza, Tunuyán, Atuel, Diamante y Grande— se tornan ideales para descender en balsas neumáticas realizando un rafting más emocionante. Es que los deshielos se producen de diciembre a marzo, aumentando los caudales de agua.

En general todas las excursiones de rafting preven la presencia de guías especializados e inclusive, en muchos casos, van acompañados por kayakistas de seguridad. Todos los «aventureros» son equipados con chalecos salvavidas, trajes de neoprene, chaquetas impermeables, botitas de neoprene y casco.

Desde los rápidos como la Quebrada del 60, el Laberinto y Come Hombres, hasta los circuitos para principiantes –que no tienen gran dificultad, aunque son igualmente divertidos–, el rafting en Mendoza, con su marco espectacular de valles y cañones cordilleranos, brinda experiencias únicas.

Los circuitos pueden durar desde un par de horas hasta uno o varios días, con campamento incluido.

En Mendoza existen, además, varios embalses muy aprovechables para windsurf, canotaje, esquí acuático, motonáutica, navegación a vela, buceo o pesca deportiva. Se encuentran tanto en el sureño San Rafael, como a corta distancia de la capital mendocina (El Carrizal y Potrerillos).

 

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Canotaje/Kayak

La navegación de ríos, lagos, lagunas y embalses por medio de canoas y kayacs, posee muchos adeptos y puede ser practicado en aguas tranquilas (lagos, lagunas y embalses), o rápidas (ríos), donde es más utilizado el kayak.

Escala Internacional de clasificación de los ríos

Los ríos están clasificados, según su grado de dificultad, de I a VI: I es fácil, VI es extremo y V es el límite del rafting sensato. 
El nivel de dificultad de un río puede variar significativamente con las fluctuaciones en los niveles de agua.

Clase I. Rafting fácil. Corriente rápida con las ondulaciones y olas pequeñas. Pocas obstrucciones, todas obvias y fácilmente superables con un poco de entrenamiento. El riesgo para los nadadores es bajo y el auto-rescate es fácil.

Clase II. Rafting para principiante.
 Rápidos con canales anchos y claros que son evidentes sin exploración. Se requieren maniobras ocasionales, pero las olas, rocas y demás obstáculos son fácilmente sorteables. Escaso peligro para los nadadores y rara vez requiere de la ayuda del grupo.

Clase III. Rafting intermedio. Rápidos con olas moderadas e irregulares que pueden ser difíciles de evitar y que pueden hundir una canoa abierta. Pasos angostos que a menudo requieren maniobrabilidad compleja en aguas rápidas y un buen control del bote. Para los inexpertos es recomendable exploración previa. El auto-rescate es generalmente fácil pero puede requerir asistencia del grupo para evitar largas nadadas.

Clase IV. Rafting avanzado. Rápidos intensos, poderosos pero predecibles que requieren control preciso de la embarcación en aguas turbulentas. Dependiendo de las características del río, puede presentar olas grandes y hoyos inevitables que demandan maniobras rápidas y bajo presión. Salidas rápidas a los remansos (eddy turns) son necesarias para iniciar maniobras, explorar los rápidos o descansar. La exploración es necesaria la primera vez. La asistencia del grupo es necesaria y requiere habilidades previamente desarrolladas.

Clase V. Rafting para expertos. Rápidos extremadamente largos, muy violentos, con gran desnivel, rutas muy congestionadas. Las bajadas pueden contener olas y hoyos grandes, caídas empinadas con rutas exigentes y complejas, imposibles de evitar. Requieren un alto nivel de entrenamiento. Nadar es muy peligroso y el rescate es difícil aun para expertos.


Clase VI. Rafting extremo. Un grado más difícil que Clase V. Estos rápidos a menudo ejemplifican el extremo de la dificultad, son impredecibles y muy peligrosos. Las consecuencias de un error pueden ser muy graves y el rescate puede ser imposible. Para equipos de expertos solamente, después de una detallada inspección personal y tomando todas las precauciones.

 

Rafting en la Región Norte
Rafting en la Región Norte Rafting en San Rafael  

 

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