El crecimiento turístico se proyecta a nivel internacional y se hace a modo local. Enólogos famosos, hotelería de lujo y servicios para todos.

La belleza marcó un destino de grandeza al Valle de Uco. Y fueron los que supieron leer ese sino en alguna borra de café o en algún sueño, los que lo pusieron en marcha. En esa empresa se cruzaron los que habían nacido allí, conocían su cultura y traían la historia de la zona grabada en sus manos ajadas por trabajar la viña y los que llegaron desde lejos atraídos por el aroma de un malbec.

Así fue como se encontraron y hoy están todos labrando en las áreas productivas de Tunuyán, Tupungato y San Carlos. Señoras de campo, que amasan las tortitas y caldean el horno, europeos que prefieren este terroir para vinificar, artesanos que siguen remedando a los huarpes, artistas cosmopolitas y tantos otros. Todos orgullosos de esa tierra que heredaron o vinieron a buscar y de su trabajo. Jactanciosos, y con razón, lo muestran a los visitantes.

Más allá de los Andes

El potencial productivo y turístico del valle parece tener como techo nada más que el cielo. Es que a las mega bodegas de la Ruta del Vino con varios años de experiencia en los menesteres del enoturismo y a los hoteles y restaurantes tradicionales, se les suman proyectos ambiciosos que pintan un futuro halagüeño. De esta manera, a los archi conocidos -y garantidos- como Salentein o Clos de los 7 se agregan muchos más.

El Valle de Uco trasciende la realidad local, funciona con vida propia, está en constante crecimiento. En el último año, las plazas hoteleras se han incrementado de 40 a 140 y continúan las inversiones.

Pablo Giménez Riili, presidente y cofundador de The Vines of Mendoza considera que pocos sitios en el globo han experimentado un cambio tan explosivo y un incremento tan marcado en la oferta de experiencias de alta calidad, vinculadas al vino, la gastronomía y el turismo y esto no va a detenerse. De cara al futuro «esperamos que se produzca la consolidación de los proyectos existentes, con una estabilización de los volúmenes de producción de vinos, haciendo foco en la calidad.

«Un desafío importante es la disponibilidad de energía y agua», esgrime.  The Vines Resort & Spa junto al restaurante Siete Fuegos con Francis Mallmann a la cabeza, constituyen uno de los emblemas de lujo de la zona que atrae a turismo de alta gama de todo el orbe: Alaska, Letonia, Paraguay, Isla Mauricio y Noruega, entre tantas otras nacionalidades, y también mendocinos. Llegan de latitudes impensadas y saben lo que vienen a buscar. «Esta vista es única» suelen decir mientras escudriñan alguna etiqueta o miran al trasluz una copa llena, claro.

«Nos enamoramos del lugar por su paisaje único, tranquilidad y potencial para producir vinos malbec de alta gama», dice  Hernán Fragueiro

Frías, titular de Finca 8. Prosigue  comentando que el proyecto nació de un sueño y hoy cuenta con 2 fincas: una en La Consulta y otra en Altamira (además de una posada boutique en Chacras de Coria).
«Estamos arraigados en el Valle de Uco desde hace tres generaciones. Todo comenzó como un proyecto vitivinícola en nuestras fincas de Vista Flores», expone Caroline Loock de Postales Hotel Boutique. Luego  indica que de ahí surgió la oportunidad de expandirse al negocio turístico con la adquisición de los alojamientos. La decisión de seguir apostando a esa zona estuvo relacionada con su auge internacional.

«Si se comparan valores y perspectivas de las propiedades y empresas de acá con los de las zonas vitivinícolas similares a nivel mundial, sigue siendo una gran oportunidad invertir en el Valle de Uco», asegura. «Muchos de los que llegan a hospedarse allí ya han pasado por el  Napa Valley, la Toscana o la Bourgogne. Para ellos  es un «must». Una experiencia total del vino y del buen vivir es la propuesta del hotel y restaurante.

Pura tradición

Si la idea es encontrarse con la historia en una copa, visitar Bodega La Celia, puede ser una buena opción. Emplazada en San Carlos, fue la primera del Valle de Uco, fundada en 1890 por don Eugenio Bustos, un pionero muy comprometido a nivel social. Donó terrenos para la creación de escuelas, para la construcción de casas para el pueblo y para el antiguo ferrocarril. La firma lleva el nombre de su hija, Celia Bustos de Quiroga, quien la gerenció por muchos años y continuó con el legado de su padre. La casa vitícola inició con la  implantación de malbec en la zona y fue la primera de Argentina en elaborar cabernet franc 100%. Apuntan a un turista de clase media-alta, que desee pasar un fin de semana en la finca y al corporativo.

Otras experiencias 
Tierra de enófilos, si las hay, en el plano de las experiencias la carta es interesante. Los enamorados de los vinos pueden escoger entre variopintas alternativas, todas muy seductoras. Por ejemplo, pasar unos días en Antucura, en Vista Flores. Este alojamiento está pensado  para el amante de ese espacio íntimo de rélax que logra entrelazar los vinos de la bodega y los libros de la biblioteca, que tiene más de 7.500 ejemplares. Cuenta además con tours guiados por la bodega, caminatas y bike tours por los viñedos y exquisita Gastronomía Regional con un toque gourmet.

Pensando en los fanáticos del vino y del buen vivir se pergeñó Casa de Uco, también en Vista Flores. El sitio donde funciona el emprendimiento fue elegido por su altura. El límite es la cordillera de los Andes. Tres unidades de negocios son las que se encaran allí de manera conjunta: viñedos & bodega, real estate y resort. Su objetivo es ser el proyecto de mejor calidad dentro del valle, sin dudas, el mayor orgullo es el terroir, un lugar auténtico para elaborar caldos muy especiales. Justamente ése que buscan los que quieren tener su viñedo propio y vinificar.

Si de comer se trata

El valle se ha convertido en un gran tour gastronómico del medio día. Las opciones para almorzar son multiples: se puede elegir entre O Fournier, La Azul, Salentein, 7 Fuegos, Andeluna, Atamisque, entre otros. Las especialidades varian según cada establecimiento pero siempre serán delicatessen regionales: Salmón rosado con semillas de chía; Pastas rellenas de calabaza, espinaca, o pollo y menta; Lomo con reducción de Malbec  y papa gratinada; Pollo relleno con infusión de naranja y cedrón o Solomillo de cerdo con salsa agridulce. El postre es tipo degustación: Terrina de chocolate, Trufas de dulce de leche, Granita frutal,  Pinchos de frutas con pimienta, Helado de chocolate blanco y romero y Creme brulee. Los vinos, obviamente son del Valle de Uco; concretamente más de 150 etiquetas, desde Vino Turista hasta algunos que cuestan más de $ 1.500.

También gauchos cuyanos

El Valle de Uco tiene un ritmo de crecimiento casi único en el país y se ha posicionado como un destino de alta gama. Igualmente entiende que son dos modelos de desarrollo en paralelo, entre las grandes inversiones y los pequeños emprendimientos familiares y ése es parte del atractivo ya que hay espacio para que crezcan al unísono.

Por un lado los extranjeros o nacionales que buscan servicios Premium, que consumen sobre todo turismo del vino. A la par llega un turismo nacional y familiar que alquila cabañas, amén de que el destino se ha posicionado en materia de miniturismo, para descanso de mendocinos. Cada vez surgen más alternativas de actividades y servicios». En este sentido vale la pena animarse a una caminata muy particular y a experimentar la vida del gaucho cuyano.

Senderismo o mountain bike en La Salada. Es una área desértica formada por cañadones secos, agreste que muestra el contraste entre el oasis del valle y la montaña. Este trekking sin dificultad  permite apreciar flora y fauna, además de realizar rapel sobre rocas sedimentarias. Ideal para la familia.

Ruta escénica. Un viaje maravilloso a un paisaje único en que el silencio y la soledad invitan a la retrospectiva humana. Al salir de Pareditas se alcanza  el último paraje del oasis denominado Los Salamitos, isla formada por el arroyo Yaucha y Gateado. Allí se descubre la vida del criancero de ganadería menor y algunos vacunos, la cultura del gaucho cuyano. A media mañana, el desayuno se sirve en el puesto El Tropezón. Luego la pampa de las cortaderas indica el ingreso a una geografía particular y el camino que parece conducir a la nada misma, accidentada por las quebradas de los arroyos Hondo, La Faja y Carrizalito. Ya en el paraje de La Jaula es hora de almorzar. La mesa se tiende en la escuela albergue. El entusiasmo de una comunidad particular, la visita a su museo y centro de interpretación de la flora, son las instancias que siguen. El regreso es rodeando el Cerro Diamante y visitando una espectacular obra de ingeniería en el dique Agua del Toro.

Fuente: Celina de la Iglesia – Diario Los Andes

 

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