En 1983 el Aconcagua fue declarado Parque Provincial. Esto respondió al primordial objetivo de preservar los valores naturales y culturales de las 71.000 hectáreas aledañas al cerro.
La Cordillera de los Andes, producto de la interacción de las placas de Nazca y Sudamericana, surgió hace aproximadamente 25 millones de años produciendo notorios cambios en el relieve, que quedaron evidentemente expuestos en la elevación imponente del Cerro más alto del continente americano, lo que técnicamente se denomina “faja corrida y plegada”.
El Parque Aconcagua cuenta con varios cerros que superan los 5000 m que se elevan, de forma imponente, hasta alcanzar su máxima altura en la cumbre norte del Cerro Aconcagua (6962 m). Estas características atraen la atención e interés de gran cantidad de montañistas, o tan sólo caminantes, de las regiones más diversas del mundo: básicamente por ser el Aconcagua la montaña más alta del hemisferio occidental.
La zona protegida del Parque Aconcagua posee uno de los recursos naturales actualmente más valiosos del planeta, el agua dulce, que se encuentra contenida en los glaciares y cabeceras de cuencas, ya que este área forma parte de la “Cuenca Alta del Río Mendoza”, que provee de agua para riego y consumo humano a una población superior a 1.000.000 de habitantes.
Características del Parque Aconcagua
El Parque Aconcagua se despliega entre paisajes de montañas de gigantescas proporciones, surcados por largos y hondos valles que permiten inigualables vistas panorámicas que se pierden a la distancia.
Pero el agua también se presenta en forma de ríos rápidos marrones o rojizos (cuando por su notable caudal arrastran gran cantidad de materiales terrosos en su recorrido descendente), y arroyos de aguas cristalinas y espumosas que bajan por las laderas alimentando praderas y humedales de pastos verdes que se denominan “vegas” y “mallines”.
En el Parque Aconcagua las variaciones cromáticas de las distintas formaciones geológicas son otro atractivo del colorido paisaje: rocas grises, pardas, rojizas, blancas y veteadas forman los cerros bordeados por vastos valles. La cordillera presenta grandes desniveles entre la base y las elevadas cumbres.
Entre las rocas y hasta una altitud de 4.300 m pueden encontrarse algunas hierbas perennes como la cola de quirquincho y la escarapela, luego desaparece toda vegetación, arbustos, hierbas y pastos, y comienza a reinar la alta montaña donde sólo son protagonistas las rocas partidas por el congelamiento, los gigantescos cascajales o acarreos de roca, los glaciares de valle, las inmensas laderas que bajan desde las altas cimas, las grandes paredes de roca, los ventisqueros colgantes, los campos de nieve con formas de “Penitentes” y el siempre imponente cielo azul.
En las áreas más bajas el Parque Aconcagua presenta, a pesar de las rigurosas condiciones climáticas, una nutrida variedad de vida vegetal y animal muy adaptada a las inclemencias del ambiente. En verano la vegetación despliega una vistosa floración de distintas formas y con predominancia del color amarillo.
En la zona predominan los pastizales abiertos como el coirón, pero además hay otra vegetación que, para refugiarse del viento y el frío, así como de la fuerte insolación de verano, ha desarrollado un aspecto achaparrado y de matas, como la yareta y el cuerno de cabra, donde su mayor volumen se encuentra enterrado.
En los cursos de agua y vertientes del Parque Aconcagua se concentran las vegas y mallines, que se la conoce como la “Selva de los Andes Áridos” por tener una gran biodiversidad; en su cobertura vegetal pueden apreciarse juncos, ciperáceas y diferentes especies de pastos.
Los integrantes del mundo animal también tienen sus representantes entre los habitantes del Parque Aconcagua, previo desarrollar diferentes estrategias para hacer frente a las rigurosidades del medio. Los mamíferos poseen forma redondeada y un pelaje suave y denso que los abriga y protege permitiéndoles adaptarse a los bruscos cambios de temperatura de este ambiente extremo. Los guanacos, pumas y zorros, cuando las temperaturas son más bajas y empieza la temporada de nevadas, se desplazan a otras regiones.
En el caso de los ratones de montaña y otras especies sedentarias como lagartos, lagartijas y sapos, ahorran energía hibernando y moviéndose sólo de día ya que no tiene la capacidad de viajar largos trayectos.
Dentro de los reptiles, el sapo andino, endémico de esta cordillera, es de particular interés ya que indica la pureza del agua. La avifauna del lugar es muy surtida: se pueden avistar ejemplares desde aves muy pequeñas como el picaflor andino, como otras de mayor envergadura tales como halcones y el emblemático cóndor andino, sello distintivo de la Cordillera de los Andes.
Es también importante señalar que la región del actaul Parque Aconcagua ha sido transformada ancestralmente por el paso del hombre.
Los ejércitos del legendario Imperio Inca procedentes del Cuzco, invadieron el sector de la Cordillera Central, dejando su huella en la zona de Aconcagua, con una extensa red vial: el camino del Inca o Qhapac Ñán. En la zona del cerro un grupo de expedicionarios halló, en el flanco de la actualmente llamada “Pirámide” del Aconcagua, un fardo funerario de origen incaico, de un niño con ofrendas asociadas (sacrificio ritual o “capacocha”), indudable evidencia de su paso por el territorio.
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