Por la ruta 52: Monumento “Canota”, Reserva Natural Villavicencio, “Los Caracoles del Año”, El Balcón, Mirador del Aconcagua, Ruinas Jesuíticas, Turismo rural “Bella Vista”, Paramillos, Bosque Petrificado de Darwin, Agua de la Zorra, Cerro Tunduqueral.
Cargada de historia sanmartiniana, ésta es la ruta que transitó parte del Ejército de Los Andes en su Campaña Libertadora de Chile y Perú. Un recuerdo importante de esa gesta es el Monumento de Canota. Podremos vibrar con el ascenso por el empinado Camino de Caracoles, que nos conduce hasta una vista privilegiada del hotel de Villavicencio. Este hotel, hoy lamentablemente en desuso, tan célebre por las etiquetas del agua mineral homónima, nos brinda un espectáculo de gran belleza arquitectónica y natural. La quebrada ha sido cuidada y sus jardines se mantienen en buenas condiciones para poder realizar en un ambiente de aire limpio, un paseo que permite observar los caracoles, visitar la capilla y quienes lo deseen trepar laderas por sencillos senderos.
El Monumento de Canota
En este punto, marcado por dos murallones de piedra, el Ejército de los Andes se dividió en dos columnas: una, al mando de Las Heras, Martínez y Fray Luis Beltrán; la otra, bajo las órdenes de San Martín, O’Higgins y Soler, que marchó hacia el norte para cruzar a Chile por el Paso de Los Patos o Llaretas. La pequeña ermita en el muro izquierdo guarda la imagen de la Virgen del Carmen de Cuyo, nombrada por San Martín Patrona y Generala de su Ejército en 1817. Recordemos que Canota fue la antigua estancia del capitán español Juan Amaro del Campo.
Desde la altura pueden apreciarse el extenso piedemonte y el pintoresco caserío minero de Salagasta, sobre la ladera montañosa.
Vaquerías
Es la zona de ingreso a la Reserva Natural Villavicencio donde se encuentra la Seccional de Guardaparques. Su nombre proviene de la antigua estancia donde se criaban las vacas que abastecían de leche al hotel mientras éste estuvo en funcionamiento. El desierto comenzaba a transformarse en una zona boscosa con muchos tonos verdes. También cambió nuestro paso, ya que ingresamos en la precordillera y sus quebradas. No había dudas: estábamos dentro de la Reserva Natural Villavicencio. También hay un Centro de Interpretación, con folletería del lugar y donde encontramos un guía interprete ambiental, paneles con fotografías e infografías de la riqueza patrimonial de la reserva, cajas entomológicas y piezas arquelógicas, geológicas y paleontológicas.
Villavicencio
El ascenso se torna sinuoso y atraviesa una zona de fuerte relieve, rica en manantiales que sustentan numerosos puestos ganaderos. La más importante de estas vertientes está en el kilómetros 47 y forma las Termas de Villavicencio. Estas se ubican a una altura de 1800 metros, sus aguas minerales, excelentes para beber, son famosas por sus propiedades curativas. Aquí se embotellan y luego comercializan en el país. El agua mineral Villavicencio proviene de estos manantiales.
Aunque el sitio ya era conocido en épocas aborígenes, durante la época colonial, tuvo un importante papel formando una antigua estancia, y siendo posta del Camino Real del Virreynato. En 1941 se construyó el Gran Hotel, actualmente en restauración, que se hizo famoso por ser el logotipo identificatorio de la etiqueta del agua mineral que lleva su mismo nombre.
El hotel fue construido en una estrecha quebrada con neto estilo normando y recibió, durante mucho tiempo, un turismo muy selectivo.El parque del Gran Hotel, a 400 metros de la hostería, es excelente para caminatas. Frondosas arboledas, nostálgicas glorietas con hiedra y húmedos senderos serpenteantes integran la pintoresca imagen del edificio, inserto en el espléndido paisaje de la quebrada.
En Villavicencio el agua sale a una temperatura promedio que oscila entre 25° y 32°, no sólo tiene propiedades específicas por los minerales que contiene si no que también puede ser utilizada como agua termal. Son numerosas las enfermedades para las que poseen fabuloso valor terapéutico.
En el año 2001 la zona pasó a ser “Reserva Natural Provincial”, ocupa cerca de 67.000 hectáreas de la más pura precordillera, donde se trata de preservar la flora y fauna autóctonas, que son sumamente ricas en especies y ejemplares.
Camino de las 365 curvas
Los siguientes 30 kilómetros se denominan la Variante Villavicencio, “Caracoles” o “Camino del Año” porque en su traza se ubican 365 curvas y contracurvas, en ascensodesde Paso Caracoles hasta Cruz de Paramillos, siendo antiguamente el paso obligado hacia Chile. Es un sendero de cornisa imperdible, con una flora y fauna interesantes y una vista espectacular de la Cordillera. «El Balcón» es otro mirador natural interesante que se encuentra en el camino hasta llegar a la parte más alta, para luego comenzar a descender y llegar a Uspallata al Km 52 de recorrido.
Mirador Los Paramillos
Ubicado a 25 km del Centro de Interpretación, es el punto más elevado del camino. Se encuentra a 3.100 metros de altura y es el punto panorámico puneño. Desde aquí hay una visión de 200 km de cordillera central, incluido el Aconcagua.
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